Antiguo Egipto

La tumba de Najt (XVIII Dinastía), un alto funcionario, sacerdote, escriba y astrónomo, del faraón Tutmosis IV.
Pero si algo destaca en sus pinturas es el llamado “Festival del Valle”. Se trataba de una fiesta  en la que la efigie de Amón era traída por el rio Nilo, y se honraba a los difuntos con la celebración de un gran banquete familiar, asegurando su vida en la Ultratumba.
Acompañando al banquete se encuentran arpistas, tocadoras de flauta (con sus característicos conos de perfume sobre sus pelucas) y laúd o bailarinas que amenizan el momento.
En estas escenas aparece un gusto por la curva y el movimiento poco frecuente en el arte egipcio, al igual que su erotismo explícito y una policromía viva y variada.

Su ideal de belleza pasaba por una piel bronceada, unos ojos grandes y delineados en forma de pez con colores oscuros como negro o verde (tanto hombres como mujeres), labios terracota y cejas muy cuidadas.
Para obtener el color con el que se pintaban los ojos mezclaban tierra, tinta y cenizas. Para los labios las egipcias usaban un tinte hecho de ocre rojo y óxido de hierro natural que aplicaban con un cepillo. Además de protección solar, las personas creían que el maquillaje les protegía también de las enfermedades. No iban descaminados ya que el kohl negro y otros polvos que usaban en los párpados contenían sales de plomo que fortalecen el sistema inmunológico.
En las tumbas de los faraones se hallaron restos de productos cosméticos que no distaban mucho del maquillaje actual. De hecho, el colorete actual deriva de una mezcla elaborada en el Antiguo Egipto que se componía de semillas, ocre rojo y diferentes frutos.